Hoy volvemos con otro clásico de la abuela, de esos que no fallan nunca, la torta de yogur. A mi, de abuela le queda espectacular, dulce y esponjosa como ninguna.
Los pequeños necesitan energía para jugar, cumpleaños y quedadas con amigos. Y los grandes tenemos que desayunar fuerte para empezar el día con alegría y energía al trabajo. Seguro que con un corte de torta y una toma de chocolate todos nos enfrentamos mejor!
La torta de yogur va muy bien tanto para desayunar como para merendar o incluso de postre si los niños se han quedado con hambre. Además, puedes estar seguro de que les encantará, por lo que durante unos días (el tiempo que dure el bizcocho) podrás olvidarte de tener que pensar ideas para alimentar a esos estómagos sin fin, ya que ellos mismos podrán cogerse un trozo siempre que quieran (de hecho, mejor que vigiles o es posible que terminen con todo el pastel en cuestión de horas).
Mi abuela años atrás ponía también cerezas confitadas, pero por petición de los nietos este ingrediente desapareció. De todos modos, la idea sí que ha quedado, es decir, puedes personalizar tu bizcocho de yogur añadiéndole trocitos de chocolate, trocitos de frutas, usando yogures de sabores en lugar de yogur de limón, etc.